Sexo casual con una desconocida súper cachonda
Tomando un café me encontré este espectacular pivón en la mesa de al lado de la cafetería. Me acerqué a ella después de intercambiar un par de miraditas indiscretas. La convencí para que me acompañara a casa porque me sentía muy solo. Ella no dejaba de sonreírme muy pícara y aceptó sin dudarlo. Ya en el coche vi lo zorra que era, me enseñó sus enormes tetas y su precioso culo con su tanguita naranja a juego con su vestido provocativo. Ya en casa le comí las tetas dedicándole especial atención a esos precisos y marroncitos pezones. Le comí el coñito antes de que me comiera mi ansiosa polla. Me la follé por todos lados en todas las posiciones que pude hasta curar mi soledad.